EL ESPECTÁCULO DE LA POESÍA
Por: Alonso Quintín Gutiérrez Rivero
Los
velos de la realidad se entreabren para dejar ver, al trasluz, unas formas que
se mueven bajo el céfiro de la ilusión, intentando descifrar seres humanos
poseídos por el embrujo de la poesía. Quizá no son seres humanos, quizás son
solo inventos de la imaginación. Solo tonalidades, vagos celajes de un cielo
herrumbroso. Lluvias del alma acaecidas en extraños atardeceres. Las voces
abscónditas de los poetas se ciernen sobre la multitud; caen como gotas de
diamantes; invaden los lugares luminosos del espíritu; inventan senderos jamás
descubiertos, entran de improviso en los grandes salones donde discierne
la vida minúsculas porciones de
existencia. Las voces de los poetas ponen en duda el día y la noche. Así, al
trasluz entre la realidad y la imaginación, la poesía pone en evidencia la duda
existencial.
El
ritual del VIII ENCUENTRO INTERNACIONAL DE POESÍA a celebrarse en Iza, Tota,
Firavitoba y Sogamoso, en Boyacá, el 23
y 24 de mayo, está a punto descorrer los velos. El espectáculo de la Poesía listo
a empezar en una convocatoria universal
que pone a prueba las sinuosidades del alma. La música, más allá de lo
evidente. Desafío de oleajes intensos, venidos de las tempestades del espíritu.
El espectáculo está por comenzar. La inalcanzable soledad de los poetas en la
ventisca que levanta al cielo, clamores profundos, quejumbres de libertad,
estrofas de amor, decepciones, lúbricas canciones esmaltadas de pasión. Alguien
dirá algún día que en el valle de Iraka, la poesía, auscultó las medianías del
ser y desentrañó con levedad de ensueño, por qué sufren los poetas y de dónde vienen
los suspiros por los que agoniza Colombia. Aquí se perfilan acentos
estremecidos, interrogantes desde mares de angustia, pero también de esperanza…
parecido al sueño de libertad que una tarde estremeció a los héroes del Pantano
de Vargas. Los poetas aquí reunidos, entran al palacio del asombro desprovistos
de capa y laurel dispuestos a construir una nueva propuesta, un nuevo
soliloquio donde se vea la imagen de Colombia.
Poetas,
declamadores, investigadores, historiadores, intelectuales, hacen de este
certamen el pedestal para un nuevo emblema. Algo o alguien que nos dice que
Colombia existe en esas voces. Que en cada recital, en cada frase abierta al
escrutinio del público, vibra este país, con su cábala de angustias. Que en
cada júbilo y en cada sentimiento desatado, asoma el abismo de tanta
desesperanza y tanta decepción. Que nos duele esta patria. Este certamen es un
pretexto para establecer ese diálogo inmerso en el inconsciente colectivo desde
donde es posible reinventarnos o al menos interpretarnos y saber al fin de
cuentas de qué textura estamos hechos y de dónde nos vienen las palabras. Así,
lo dirá sin decirlo, la bella MARÍA JOSÉ MOLINA, para quien la poesía es el
motivo de su existencia. Bienvenidos poetas de Colombia
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