CON LA INOCENCIA Y LA INTENSIDAD DEL TALENTO DECLAMATORIO, MARIA JOSÉ MOLINA, ACENTÚA SU REPERTORIO CON LA CONSAGRACIÓN DE UNA ARTISTA DE GRAN ALCANCE Y DE EXQUISITEZ SINGULAR. HE AQUÍ ALGUNOS POEMAS DE SU PREDILECCIÓN.
MARIA JOSE MOLINA, INVITADA DE HONOR AL VI ENCUENTRO INTERNACIONAL DE POESÍA "VALLE DE IRAKA" A CELEBRARSE EN IZA, CUÍTIVA, TOTA Y SOGAMOSO DURANTE LOS DÍAS 2, 3 Y 4 DE MAYO DE 2013
E L D U L C E
M I L A G R O
¿Qué es esto?
¡Prodigio! Mis manos florecen.
Rosas, rosas, rosas
a mis dedos crecen.
Mi amante besóme
las manos y en ellas,
¡Oh, gracia!
Brotaron rosas como estrellas.
Y voy por la senda
voceando el encanto
Y de dicha alterno
sonrisa con llanto
Y bajo el milagro
de mi encantamiento
Se aroman de rosas
las alas del viento.
Y murmura al verme
la gente que pasa:
-¿No veis que está loca? Tornadla a su casa.
-¿No veis que está loca? Tornadla a su casa.
¡Dice que en las
manos le han nacido rosas
Y las va agitando
como mariposas!
¡Ah, pobre la gente
que nunca comprende
Un milagro de éstos
y que solo entiende
Que no nacen rosas
más que en los rosales
Y que no hay más
trigo que el de los trigales!
Que requiere líneas
y color y forma
Y que sólo admite
realidad por norma.
Que cuando uno
dice: -Voy con la dulzura,
De inmediato buscan
a la criatura.
Que me digan loca,
que en celda me encierren,
Que con siete
llaves la puerta me cierren,
Que junto a la
puerta pongan un lebrel,
Carcelero rudo,
carcelero fiel.
Cantaré lo mismo:
-Mis manos florecen,
Rosas, rosas, rosas
a mis dedos crecen.
¡Y toda mi celda
tendrá la fragancia
De un inmenso ramo
de rosas de Francia!
Juana de Ibarbourou.
ECOS DE MARIMBA
Acomoda mi cuerpo
destechado en lo urbano de tu rio
y esconde mi niñez
en el festejo de tus cerros.
Soy una niña negra
amasijo de tierra.
labios de pez. Oración de brasa
piel dispuesta para
el rito.
Traigo en mis ojos
el luto larga de mi madre
paridora de penas y
desvelos de siglos .
En la cinta de mi
pelo percusión de selva
música invisible de
un noviembre
sin retorno.
Angela penagos
SUBLIME GALILEO
(Fabio Gómez Gómez)
Aquí vengo señor
arrepentido
doliente de
flaquezas y despojos
con el llanto
salobre de mis ojos
en gotas de
diamante convertido
Quiero junto a tu
cuerpo dolorido
ungir mi boca en sus rasgones rojos
y borrar de mi vida los abrojos
del sórdido pecado fementido
Besar la herida de
tus frías palmas
huir de tedio que
mezquinas almas
un día me dieron
del placer liviano
y después que escuches este ruego
abrazarme a la cruz
y quedar ciego
para no ver el
corazón humano.
El niño, el perro y el milagro Junto al cielo de los perros, un cielo lleno de acacias y de niños y de madres; y de cantos y de alas. Pero había un niño triste; cara de ausencia y nostalgia; siempre solo, siempre serio; a punto siempre de lágrimas. Un niño con una mano; inútil, seca, sin alma, ay que infierno diminuto, era aquella mano lacia. Desde su cielo, el niño, siempre asomado a la tapia, miraba a mi perro cojo y al mirarlo recordaba... Un día en una placeta, un perro de pobre casta, una apuesta de buen tino, un silbido una pedrada...y un aullido que se aleja...y un perro, rota una pata. ¡Que frío remordimiento, sentía en su mano lacia! Mientras tanto, en su cielo, mi perro jugueteaba, con una angelillo cojo, que era el ángel de su guarda. Hasta que un día jugando, llegaron hasta la tapia, donde estaba el niño triste, a punto siempre de lágrimas. Dejó de jugar mi perro, con su ángel de la guarda; se quedó quieto un momento, las orejas afiladas, luego afianzó la muleta, se apoyó sobre la tapia; Miró atento al niño, con una larga y antigua mirada, y el perro mirando al niño; recordaba, recordaba... Un día en una placeta, hambre y sed en su garganta, un niño, la mano en alto; un silbido, una pedrada...y un golpe en su carne y sangre; sangre y dolor en su pata. Pero los perros no saben, de rencores ni venganzas, por eso mi perro cojo, olvidando la pedrada, se echó atrás, tomó carrera, salvó de un salto la tapia. Multiplicando mimos y abanicando palabras; con los ojos, con los dientes; con el rabo, con las patas; empezó a lamer la mano, inútil, seca y sin alma. La lengua del perro fue, para aquella mano lacia; como un regreso de vida, como un reguero de savia, y los tendones muertos, de pronto resucitaban. Satisfecho del milagro, rabo alegre, orejas gachas regresó el perro a su cielo, pura cojera de gracia. El niño le dijo adiós, adiós y al despedirlo lloraba, abanicando en el aire, la mano resucitada. Y el perro le dijo adiós, adiós con su muleta de plata. historia, para aprender a perdonar Autor: Manuel Benítez Carrasco |
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Del
libro PALABRAS DE SOL : Omar Dario Gallo
Madre,
te consagro en abierto beneficio
cada
día que sin ojeras aparece,
cada
luz de líneas desiguales
que se
cuela en tu hogar semejante al cielo que madura.
Evidente
el paraíso en tu promesa,
de
adrede cada imagen que suma abundancia
en el
credo de los años para olvidar el dolor
en la
última escala de la calle.
Apenas
ayer te vi dormida
en la
primavera de tu sobrecama,
pero no
interrumpí que te agradaba la oscuridad
como lo
inverosímil,
porque
era indeleble la bondad como el recuerdo
cada
que en un instante y medio
me
contabas los milagros de la música
y yo
como niño te escuchaba aferrado a la torpeza.
Pasadizo
tiene el talle de la tierra;
tu
casa: presagio de lo bueno,
hipnosis
del agravio,
sonidos
sucesivos que atraen y que juntan,
fin y
principio de las voces que dan la bienvenida
cuando
no se tiene hora para volver de lo insensible.
Tu
casa:
paraíso
en tu promesa,
presagio
de lo bueno;
sonidos
sucesivos que atraen y que juntan.
Alumbra
la réplica de la fértil obertura;
te
descubro, Madre,
entre
la muchedumbre
y el
espantajo de la malva,
simple,
semejante a mis anhelos:
Palabras
de Sol cuando la noche.
MÚSICA
Evidente
el paraíso en tu promesa,
de
adrede cada imagen que suma abundancia
en el
credo de los años para olvidar el dolor
en la
última escala de la calle.
Apenas
ayer te vi dormida
en la
primavera de tu sobrecama,
pero no
interrumpí que te agradaba la oscuridad
como lo
inverosímil,
porque
era indeleble la bondad como el recuerdo
cada
que en un instante y medio
me
contabas los milagros de la música
y yo
como niño te escuchaba aferrado a la torpeza.
Pasadizo
tiene el talle de la tierra;
tu
casa: presagio de lo bueno,
hipnosis
del agravio,
sonidos
sucesivos que atraen y que juntan,
fin y
principio de las voces que dan la bienvenida
cuando
no se tiene hora para volver de lo insensible.
Tu casa:
paraíso
en tu promesa,
presagio
de lo bueno;
sonidos
sucesivos que atraen y que juntan.
Maravilla
Mario
Benedetti
Vamos
mengana a usar la maravilla
esa vislumbre que no tiene dueño
afila tu delirio / arma tu sueño
en tanto yo te espero en la otra orilla
si somos lo mejor de los peores
gastemos nuestro poco albedrío
recupera tu cuerpo / hacelo mío
que yo lo aceptare de mil amores
y ya que estamos todos en capilla
y dondequiera el mundo se equivoca
aprendamos la vida boca a boca
y usemos de una vez la maravilla
esa vislumbre que no tiene dueño
afila tu delirio / arma tu sueño
en tanto yo te espero en la otra orilla
si somos lo mejor de los peores
gastemos nuestro poco albedrío
recupera tu cuerpo / hacelo mío
que yo lo aceptare de mil amores
y ya que estamos todos en capilla
y dondequiera el mundo se equivoca
aprendamos la vida boca a boca
y usemos de una vez la maravilla
RESURRECCIONES
Algo se muere en mí todos los días;
del tiempo en la insonora catarata,
la hora q se aleja, me arrebata
salud, amor, ensueños y alegrías.
Al evocar las ilusiones mías,
pienso: "yo, no soy yo!" ¿por que, insensata,
la misma vida con su soplo mata
mi antiguo ser, tras lentas agonías?
Soy un extraño ante mis propios ojos,
un nuevo soñador, un peregrino
q ayer pisaba flores y hoy... abrojos.
Y en todo instante, es tal mi desconcierto
q ante mi muerte próxima, imagino
q muchas veces en la vida... he muerto
Julio florez
EL BESO
EL INDIO DUARTE
Que
es el beso, pregunta el mundo??
Que es el beso, preguntan todos ??
y yo respondo:
El beso es para mi comunión de labios
que olvidando los agravios, la maldad y la traición,
arrancan del corazón, con fuerza avasalladora
todo el amor que atesoran, pues si el amor es ciego,
de su marca de fuego en la mujer que se adora.
Besa el bueno, besa el malo, besa el rico, besa el pobre,
besa el niño, y hasta el viejo besa
y hay quien besa por sorpresa para vertir su veneno.
Besa de coraje lleno la cruz de su fajón,
el malevo compadròn, que vive entre celo y duda,
lo mismo que beso Judas incubando una traición.
Besa la mujer perdida, al hombre que la ha salvao,
también besa el sentenciado la cruz al perder la vida,
y si una dama al pasar, a un bendigo arroja una moneda
sin el beso no se queda la moneda que arrojo.
Se da un beso a la bandera que a la patria simboliza
y ese beso sintetiza la mas ardiente quimera.
Yo juzgo el beso a mi manera,
y que a nadie mal le cuadre,
que para mi, no hay un beso,
no hay un beso que mas el alma taladre,
ni que cause mas ardor, que el que se da con un dolor
al cadáver de una madre.....
Que es el beso, preguntan todos ??
y yo respondo:
El beso es para mi comunión de labios
que olvidando los agravios, la maldad y la traición,
arrancan del corazón, con fuerza avasalladora
todo el amor que atesoran, pues si el amor es ciego,
de su marca de fuego en la mujer que se adora.
Besa el bueno, besa el malo, besa el rico, besa el pobre,
besa el niño, y hasta el viejo besa
y hay quien besa por sorpresa para vertir su veneno.
Besa de coraje lleno la cruz de su fajón,
el malevo compadròn, que vive entre celo y duda,
lo mismo que beso Judas incubando una traición.
Besa la mujer perdida, al hombre que la ha salvao,
también besa el sentenciado la cruz al perder la vida,
y si una dama al pasar, a un bendigo arroja una moneda
sin el beso no se queda la moneda que arrojo.
Se da un beso a la bandera que a la patria simboliza
y ese beso sintetiza la mas ardiente quimera.
Yo juzgo el beso a mi manera,
y que a nadie mal le cuadre,
que para mi, no hay un beso,
no hay un beso que mas el alma taladre,
ni que cause mas ardor, que el que se da con un dolor
al cadáver de una madre.....
TORMENTA OPORTUNA
(Chang Wu Kien)
La lluvia maldije que azotaba el techo
y no me dejaba dormir.
Maldije del viento que vino a robarme
galas del jardín;
Pero tu llegaste, y alabe la lluvia
cuando te quitaste
tu empapada túnica;
y al viento di gracias
porque con sus soplos
apago mi lámpara.
EL CRISTO DE LA QUEBRADA / ANTONIO COMAS INDIO DUARTE
Señor! Señor de la
Quebrada¡ Santo Padre¡
por tu poder bendito te lo pide una madre
que esta viendo morir a su hijito
y te promete señor,
te promete para que le des la vida,
hacer estas tres leguas de rodillas llevando hasta tu imagen a su hijito.
Se movió? no.. si, se movió!
me mira, nos mira, se cumplió el milagro,
gracias, gracias señor Jesucristo.
Ruperto! Ruperto veni.¡
incate como yo y resalé al Señor de la Quebrada.
Yo soy un rudo paisano,
Yo soy un rudo hombre de campo que a juerza de mirar siempre pa’bajo,
no creo en mas poder que el de mis brazos,
pero si me haces el milagro Señor,
si me haces el milagro de curármelo a mi hijito,
yo te ofrezco a mi vez la manadita de mis 20 cabras blancas
y mi vaca y mi mula,
y pa vos tengo también mi mano zurda
si es que mi pobre fortuna no te es basa.
La leyenda cuenta que el niño curo mas la serrana murió después de las tres leguas de rodillas.
Y por los altiplanos de la tumba vaga el rebaño de las 20 cabras blancas,
y como rara flor de la montaña,
extraña entre las piedras y las zarzas,
los cinco dedos de una mano zurda quedaron junto al Dios de la Quebrada.
por tu poder bendito te lo pide una madre
que esta viendo morir a su hijito
y te promete señor,
te promete para que le des la vida,
hacer estas tres leguas de rodillas llevando hasta tu imagen a su hijito.
Se movió? no.. si, se movió!
me mira, nos mira, se cumplió el milagro,
gracias, gracias señor Jesucristo.
Ruperto! Ruperto veni.¡
incate como yo y resalé al Señor de la Quebrada.
Yo soy un rudo paisano,
Yo soy un rudo hombre de campo que a juerza de mirar siempre pa’bajo,
no creo en mas poder que el de mis brazos,
pero si me haces el milagro Señor,
si me haces el milagro de curármelo a mi hijito,
yo te ofrezco a mi vez la manadita de mis 20 cabras blancas
y mi vaca y mi mula,
y pa vos tengo también mi mano zurda
si es que mi pobre fortuna no te es basa.
La leyenda cuenta que el niño curo mas la serrana murió después de las tres leguas de rodillas.
Y por los altiplanos de la tumba vaga el rebaño de las 20 cabras blancas,
y como rara flor de la montaña,
extraña entre las piedras y las zarzas,
los cinco dedos de una mano zurda quedaron junto al Dios de la Quebrada.
EL PERRO COJO
– Poema de Manuel Benítez Carrasco -
Con una pata colgando,
despojo de una pedrada,
pasó el perro por mi lado,
un perro de pobre casta.
Uno de esos callejeros,
pobres de sangre y estampa.
Nacen en cualquier rincón,
de perras tristes y flacas,
destinados a comer
basuras de plaza en plaza.
– Poema de Manuel Benítez Carrasco -
Con una pata colgando,
despojo de una pedrada,
pasó el perro por mi lado,
un perro de pobre casta.
Uno de esos callejeros,
pobres de sangre y estampa.
Nacen en cualquier rincón,
de perras tristes y flacas,
destinados a comer
basuras de plaza en plaza.
Si pequeños, qué finos
y ágiles son en la infancia,
baloncitos de peluche,
tibios borlones de lana,
los miman, los acurrucan,
los sacan al sol, les cantan.
Cuando mayores, al tiempo
que ven que se fue la gracia,
los dejan a su ventura,
mendigos de casa en casa,
sus hambres por los rincones
y su sed sobre las charcas.
Qué tristes ojos que tienen,
que recóndita mirada
como si en ella pusieran
su dolor a media asta.
Y se mueren de tristeza
a la sombra de una tapia,
si es que un lazo no les da
una muerte anticipada.
Yo le llamo: psss, psss, psss.
Todo orejas asustadas,
todo hociquito curioso,
todo sed, hambre y nostalgia,
el perro escucha mi voz,
olfatea mis palabras
como esperando o temiendo
pan, caricias... o pedradas,
no en vano lleva marcado
un mal recuerdo en su pata.
Lo vuelvo a llamar: psss, psss.
Dócil a medias avanza
moviendo el rabo con miedo
y las orejitas gachas.
Chasco los dedos; le digo:
"ven aquí, no te hago nada,
vamos, vamos, ven aquí".
Y adiós la desconfianza.
Que ya se tiende a mis pies,
a tiernos aullidos habla,
ladra para hablar más fuerte,
salta, gira; gira, salta;
llora, ríe; ríe, llora;
lengua, orejas, ojos, patas
y el rabo es un incansable
abanico de palabras.
Es su alegría tan grande
que más que hablarme, me canta.
"¿Qué piedra te dejó cojo?
Sí, sí, sí, malhaya".
El perro me entiende; sabe
que maldigo la pedrada,
aquella pedrada dura
que le destrozó la pata
y él, con el rabo, me dice
que me agradece la lástima.
"Pero tú no te preocupes,
ya no ha de faltarte nada.
Yo también soy callejero,
aunque de distintas plazas
y a patita coja y triste
voy de jornada en jornada.
Las piedras que me tiraron
me dejaron coja el alma.
Entre basuras de tierra
tengo mi pan y mi almohada.
Vamos, pues, perrito mío,
vamos, anda que te anda,
con nuestra cojera a cuestas,
con nuestra tristeza en andas,
yo por mis calles oscuras,
tú por tus calles calladas,
tú la pedrada en el cuerpo,
yo la pedrada en el alma
y cuando mueras, amigo,
yo te enterraré en mi casa
bajo un letrero: «aquí yace
un amigo de mi infancia».
Y en el cielo de los perros,
pan tierno y carne mechada,
te regalará San Roque
una muleta de plata.
Compañeros, si los hay,
amigos donde los haya,
mi perro y yo por la vida:
pan pobre, rica compaña.
...
Era joven y era viejo;
por más que yo lo cuidaba,
el tiempo malo pasado
lo dejó medio sin alma.
Y fueron muchas las hambres,
mucho peso en sus tres patas
y una mañana, en el huerto,
debajo de mi ventana,
lo encontré tendido, frío,
como una piedra mojada,
un duro musgo de pelo,
con el rocío brillaba.
Ya estaba mi pobre perro
muerto de las cuatro patas.
Hacia el cielo de los perros
se fue, anda que te anda,
las orejas de relente
y el hociquillo de escarcha.
Portero y dueño del cielo
San Roque en la puerta estaba:
ortopédico de mimos,
cirujano de palabras,
bien surtido de intercambios
con que curar viejas taras.
"Para ti... un rabo de oro;
para ti... un ojo de ámbar;
tú... tus orejas de nieve;
tú... tus colmillos de escarcha.
Y tú, —mi perro reía—,
tú... tu muleta de plata".
Ahora ya sé por qué está
la noche agujereada:
¿Estrellas... luceros...? No,
es mi perro cuando anda...
con la muleta va haciendo
agujeritos de plata.
Autor: MANUEL BENÍTEZ CARRASCO
y ágiles son en la infancia,
baloncitos de peluche,
tibios borlones de lana,
los miman, los acurrucan,
los sacan al sol, les cantan.
Cuando mayores, al tiempo
que ven que se fue la gracia,
los dejan a su ventura,
mendigos de casa en casa,
sus hambres por los rincones
y su sed sobre las charcas.
Qué tristes ojos que tienen,
que recóndita mirada
como si en ella pusieran
su dolor a media asta.
Y se mueren de tristeza
a la sombra de una tapia,
si es que un lazo no les da
una muerte anticipada.
Yo le llamo: psss, psss, psss.
Todo orejas asustadas,
todo hociquito curioso,
todo sed, hambre y nostalgia,
el perro escucha mi voz,
olfatea mis palabras
como esperando o temiendo
pan, caricias... o pedradas,
no en vano lleva marcado
un mal recuerdo en su pata.
Lo vuelvo a llamar: psss, psss.
Dócil a medias avanza
moviendo el rabo con miedo
y las orejitas gachas.
Chasco los dedos; le digo:
"ven aquí, no te hago nada,
vamos, vamos, ven aquí".
Y adiós la desconfianza.
Que ya se tiende a mis pies,
a tiernos aullidos habla,
ladra para hablar más fuerte,
salta, gira; gira, salta;
llora, ríe; ríe, llora;
lengua, orejas, ojos, patas
y el rabo es un incansable
abanico de palabras.
Es su alegría tan grande
que más que hablarme, me canta.
"¿Qué piedra te dejó cojo?
Sí, sí, sí, malhaya".
El perro me entiende; sabe
que maldigo la pedrada,
aquella pedrada dura
que le destrozó la pata
y él, con el rabo, me dice
que me agradece la lástima.
"Pero tú no te preocupes,
ya no ha de faltarte nada.
Yo también soy callejero,
aunque de distintas plazas
y a patita coja y triste
voy de jornada en jornada.
Las piedras que me tiraron
me dejaron coja el alma.
Entre basuras de tierra
tengo mi pan y mi almohada.
Vamos, pues, perrito mío,
vamos, anda que te anda,
con nuestra cojera a cuestas,
con nuestra tristeza en andas,
yo por mis calles oscuras,
tú por tus calles calladas,
tú la pedrada en el cuerpo,
yo la pedrada en el alma
y cuando mueras, amigo,
yo te enterraré en mi casa
bajo un letrero: «aquí yace
un amigo de mi infancia».
Y en el cielo de los perros,
pan tierno y carne mechada,
te regalará San Roque
una muleta de plata.
Compañeros, si los hay,
amigos donde los haya,
mi perro y yo por la vida:
pan pobre, rica compaña.
...
Era joven y era viejo;
por más que yo lo cuidaba,
el tiempo malo pasado
lo dejó medio sin alma.
Y fueron muchas las hambres,
mucho peso en sus tres patas
y una mañana, en el huerto,
debajo de mi ventana,
lo encontré tendido, frío,
como una piedra mojada,
un duro musgo de pelo,
con el rocío brillaba.
Ya estaba mi pobre perro
muerto de las cuatro patas.
Hacia el cielo de los perros
se fue, anda que te anda,
las orejas de relente
y el hociquillo de escarcha.
Portero y dueño del cielo
San Roque en la puerta estaba:
ortopédico de mimos,
cirujano de palabras,
bien surtido de intercambios
con que curar viejas taras.
"Para ti... un rabo de oro;
para ti... un ojo de ámbar;
tú... tus orejas de nieve;
tú... tus colmillos de escarcha.
Y tú, —mi perro reía—,
tú... tu muleta de plata".
Ahora ya sé por qué está
la noche agujereada:
¿Estrellas... luceros...? No,
es mi perro cuando anda...
con la muleta va haciendo
agujeritos de plata.
Autor: MANUEL BENÍTEZ CARRASCO
Yo Vengo A Ofrecer Mi Corazón
Compositor: Fito Páez
¿Quién
dijo que todo está perdido?
yo vengo a ofrecer mi corazón, tanta sangre que se llevó el río, yo vengo a ofrecer mi corazón.
No
será tan fácil, ya sé qué pasa,
no será tan simple como pensaba, como abrir el pecho y sacar el alma, una cuchillada del amor.
Luna
de los pobres siempre abierta,
yo vengo a ofrecer mi corazón, como un documento inalterable yo vengo a ofrecer mi corazón.
Y
uniré las puntas de un mismo lazo,
y me iré tranquilo, me iré despacio, y te daré todo, y me darás algo, algo que me alivie un poco más.
Cuando
no haya nadie cerca o lejos,
yo vengo a ofrecer mi corazón. cuando los satélites no alcancen, yo vengo a ofrecer mi corazón.
Y
hablo de países y de esperanzas,
hablo por la vida, hablo por la nada, hablo de cambiar ésta, nuestra casa, de cambiarla por cambiar, nomás.
¿Quién
dijo que todo está perdido?
yo vengo a ofrecer mi corazón. |
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CARICIAS
(Gabriela Mistral)
Madre, madre, tú me besas,
pero yo te beso más,
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar...
Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar...
Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo
a tus ojos asomar...
El estanque copia todo
lo que tú mirando estás;
pero tú en las niñas tienes
a tu hijo y nada más.
Los ojitos que me diste
me los tengo que gastar
en seguirte por los valles,
por el cielo y por el mar...
pero yo te beso más,
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar...
Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar...
Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo
a tus ojos asomar...
El estanque copia todo
lo que tú mirando estás;
pero tú en las niñas tienes
a tu hijo y nada más.
Los ojitos que me diste
me los tengo que gastar
en seguirte por los valles,
por el cielo y por el mar...
PERO MI NIÑO ES TAN DEBIL (Gabriela Mistral)
Le dije a la luz: no quiero
que la noche me persiga. Y la luz me contestó: lo imposible, no lo pidas. Quiero que todos me vean porque estoy desconsolada; el amor que era mi vida, la noche siempre lo apaga. Ya no vendrá por la noche, sólo brillará en el día. Es un amor tan pequeño que necesita alegría. Yo puedo quererle siempre, si hace sol o no lo hace. Pero, es un amor tan débil que necesita alumbrarse. |
Como el toro ...
Como el toro he nacido para el luto
y el dolor, como el toro estoy marcado
por un hierro infernal en el costado
y por varón en la ingle con un fruto.
Como el toro lo encuentra diminuto
todo mi corazón desmesurado,
y del rostro del beso enamorado,
como el toro a tu amor se lo disputo.
Como el toro me crezco en el castigo,
la lengua en corazón tengo bañada
y llevo al cuello un vendaval sonoro.
Como el toro te sigo y te persigo,
y dejas mi deseo en una espada,
como el toro burlado, como el toro.
Como el toro he nacido para el luto
y el dolor, como el toro estoy marcado
por un hierro infernal en el costado
y por varón en la ingle con un fruto.
Como el toro lo encuentra diminuto
todo mi corazón desmesurado,
y del rostro del beso enamorado,
como el toro a tu amor se lo disputo.
Como el toro me crezco en el castigo,
la lengua en corazón tengo bañada
y llevo al cuello un vendaval sonoro.
Como el toro te sigo y te persigo,
y dejas mi deseo en una espada,
como el toro burlado, como el toro.
REIR LLORANDO
Viendo a Garrik —actor de la
Inglaterra—
el pueblo al aplaudirle le decía:
«Eres el mas gracioso de la tierra
y el más feliz...»
Y el cómico reía.
Víctimas del spleen, los altos lores,
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores
y cambiaban su spleen en carcajadas.
Una vez, ante un médico famoso,
llegóse un hombre de mirar sombrío:
«Sufro —le dijo—, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.
»Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importan mi nombre ni mi suerte
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única ilusión, la de la muerte».
—Viajad y os distraeréis.
— ¡Tanto he viajado!
—Las lecturas buscad.
—¡Tanto he leído!
—Que os ame una mujer.
—¡Si soy amado!
—¡Un título adquirid!
—¡Noble he nacido!
—¿Pobre seréis quizá?
—Tengo riquezas
—¿De lisonjas gustáis?
—¡Tantas escucho!
—¿Que tenéis de familia?
—Mis tristezas
—¿Vais a los cementerios?
—Mucho... mucho...
el pueblo al aplaudirle le decía:
«Eres el mas gracioso de la tierra
y el más feliz...»
Y el cómico reía.
Víctimas del spleen, los altos lores,
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores
y cambiaban su spleen en carcajadas.
Una vez, ante un médico famoso,
llegóse un hombre de mirar sombrío:
«Sufro —le dijo—, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.
»Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importan mi nombre ni mi suerte
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única ilusión, la de la muerte».
—Viajad y os distraeréis.
— ¡Tanto he viajado!
—Las lecturas buscad.
—¡Tanto he leído!
—Que os ame una mujer.
—¡Si soy amado!
—¡Un título adquirid!
—¡Noble he nacido!
—¿Pobre seréis quizá?
—Tengo riquezas
—¿De lisonjas gustáis?
—¡Tantas escucho!
—¿Que tenéis de familia?
—Mis tristezas
—¿Vais a los cementerios?
—Mucho... mucho...
—¿De vuestra vida actual, tenéis
testigos?
—Sí, mas no dejo que me impongan yugos;
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos mis verdugos.
—Me deja —agrega el médico— perplejo
vuestro mal y no debo acobardaros;
Tomad hoy por receta este consejo:
sólo viendo a Garrik, podréis curaros.
—¿A Garrik?
—Sí, a Garrik... La más remisa
y austera sociedad le busca ansiosa;
todo aquél que lo ve, muere de risa:
tiene una gracia artística asombrosa.
—¿Y a mí, me hará reír?
—¡Ah!, sí, os lo juro,
él sí y nadie más que él; mas... ¿qué os inquieta?
—Así —dijo el enfermo— no me curo;
¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.
¡Cuántos hay que, cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio!
¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora,
el alma gime cuando el rostro ríe!
Si se muere la fe, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma,
un relámpago triste: la sonrisa.
El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar con carcajadas.
—Sí, mas no dejo que me impongan yugos;
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos mis verdugos.
—Me deja —agrega el médico— perplejo
vuestro mal y no debo acobardaros;
Tomad hoy por receta este consejo:
sólo viendo a Garrik, podréis curaros.
—¿A Garrik?
—Sí, a Garrik... La más remisa
y austera sociedad le busca ansiosa;
todo aquél que lo ve, muere de risa:
tiene una gracia artística asombrosa.
—¿Y a mí, me hará reír?
—¡Ah!, sí, os lo juro,
él sí y nadie más que él; mas... ¿qué os inquieta?
—Así —dijo el enfermo— no me curo;
¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.
¡Cuántos hay que, cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio!
¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora,
el alma gime cuando el rostro ríe!
Si se muere la fe, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma,
un relámpago triste: la sonrisa.
El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar con carcajadas.
Juan de Dios Peza
NEGRA MARIA
Música: Lucio Demare
Letra: Homero Manzi
(milonga)
Bruna, bruna
nació María
y está en la cuna.
Nació de día,
tendrá fortuna.
Bordará la madre
su vestido largo.
Y entrará a la fiesta
con un traje blanco
y será la reina
cuando María
cumpla quince años.
Te llamaremos, Negra María...
Negra María, que abriste
los ojos en Carnaval.
Ojos grandes tendrá María,
dientes de nácar,
color moreno.
¡Ay qué rojos serán tus labios,
ay qué cadencia tendrá tu cuerpo!
Vamos al baile, vamos María,
negra la madre, negra la niña.
¡Negra!... Cantarán para vos
las guitarras y los violines
y los rezongos del bandoneón.
Te llamaremos, Negra María...
Negra María, que abriste
los ojos en Carnaval.
Bruna, bruna
murió María
y está en la cuna.
Se fue de día
sin ver la luna.
Cubrirán tu sueño
con un paño blanco.
Y te irás del mundo
con un traje largo
y jamás ya nunca,
Negra María, tendrás quince años.
Te lloraremos, Negra María...
Negra María, cerraste
los ojos en Carnaval.
¡Ay qué triste fue tu destino,
ángel de mota,
clavel moreno!
¡Ay qué oscuro será tu lecho!
¡Ay qué silencio tendrá tu sueño!
Vas para el cielo, Negra María...
Llora la madre, duerme la niña.
Negra... Sangrarán para vos
las guitarras y los violines
y las angustias del bandoneón.
Te lloraremos, Negra María...
Negra María, cerraste
los ojos en Carnaval.
“ERASE UNA VEZ “
Érase una vez
Un lobito bueno,
Al que maltrataban
Todos los corderos.
(bis)
Y había también
Un príncipe malo
Una bruja hermosa
Y un pirata honrado.
(bis)
Todas estas cosas
había una vez
cuando yo soñaba
un mundo al revés.
(bis)
PACO IBAÑEZ (ESPAÑOL)
LA
CARTA DEL INCIERTO
No por incierto como
todos, dejaré de escribir esta carta
Que habla de
ausencias y de amores.
Siempre habrá un
ausente en mi pellejo,
Un ausente que
convive con mis pasos lentamente,
Hablo de ese río de
ausentes,
Donde navegan a toda
vela los sueños del incierto.
Se que estoy en mi
país,
En mi país don
alguien decide arreglar sus pequeños asuntos
Ante la insegura
perspectiva del regreso,
En mi país que huye
de si mismo
Como un desatado
tifón en plena noche.
No por incierto como
todos dejaré de escribir esta carta
Que habla de
ausencias y de amores,
Hablo de un lugar
cuyos inciertos habitantes podemos desaparecer
Definitiva o temporalmente, hasta ser
encontrados en el borde del camino o En el adentro de la zanja.
El otro país, el
oscuro,
Nos está matando
la alegría,
Nos está matando a
los que sueñan
A los hombres que dan
voz al limpio viento,
La paz es solo una
palabra en los arrugados papeles
Que arrojan a las
letrinas los disfrazados querellantes,
La voz del gran mudo
nada dice,
Ella espera
instrucciones, y una ebria nación
Navega sosteniendo la
rota bandera de la paz,
La bandera blanca
sobre lagos de sangre,
No por incierto como
todos dejaré de escribir esta carta
Que habla de
ausencias y de amores,
Llegado el momento de
tener más amigos
En las tumbas que en
los bares,
Me hago hermano del
hermano de los muerto
Enamorados de los
aman el amor de los vivientes.
POETA:
JUAN MANUEL ROCA
PADRE NUESTRO: Autor:
Antonio Comas "El Duarte"
A
solas rezando me quedé en
el templo
Las luces brillaban
con tonos diversos
El órgano altivo con
voz almodeante, cantaba un arpegio
Y una viejecita
pobre, sus males llorando clamaba…
PADRE NUESTRO …! Que
estas en los cielos
ALLÍ EN LOS ALTARES
estatuas y cirios
Parecían juntos
murmurar un rezo
Y la divina cruz que
tantos milagros en todos los tiempos ha echo
La que nos dice que
todos los hombres como los hermanos debemos querernos
La
cruz… se elevaba en el ala
santa del callado templo
y sentí en mi alma
brotar impetuoso un místico anhelo
y sentí en mi boca
surgir las palabras con cálido acento
y le dije a Cristo en
la cruz clavado…, por su amor intenso
le dije piadoso,
mientras el armonio cantaba de nuevo el arpegio
vuelve hacia nosotros
tu mirada augusta
PADRE NUESTRO! Que estas
en los cielos
Vuelve a hacerte
hombre…,
Ven para guiarnos que
necesitamos tu divino ejemplo
PADRE NUESTRO! Que estas
en los cielos
Recibe benigno mis
ruegos
Y ya que viniste por
amor al mundo
Sigue iluminando con
tu amor la tierra
Por los hombres que
se arrastran cual reptiles en el suelo
Por los hombres que
claudican subastando sus conciencias
Por los hombres que
ante el oro se arrodillan servilmente
Por aquellos que te
injurian… por aquellos que te niegan
Por aquellos que te
hieren… ten piedad… de mi indulgencia
nuestro cristo…, cristo nuestro…
y arroja sobre sus
almas, de tu amor divino el fuego
y a solas rezando me
quedé en el templo
LA NOCHE REINABA con grave silencio
y el órgano triste
murmuraba siempre idéntico arpegio
y mi pobre alma
clamaba PADRE
NUESTRO! Que
estas en los cielos
ten piedad de los
humildes… ten piedad de los que sufren
ten piedad de los que
imploran… ten piedad de los que lloran
PADRE NUESTRO!... PADRE NUESTRO! Que estas
en los cielos.
AMOR Y CONTROL
Rubén Blades (1992)
Saliendo
del hospital, después de ver a mi mamá, luchando
contra un cáncer que no se puede curar,
ví pasar a una familia.
contra un cáncer que no se puede curar,
ví pasar a una familia.
Al frente
iba un señor de edad, una doña, dos muchachas
y varias personas más.
De la mano del señor un hombre joven
caminaba, cabizbajo y luciendo arrepentido.
él era la causa
de una discusión familiar, de la que nos enteramos al oir al señor gritar:
y varias personas más.
De la mano del señor un hombre joven
caminaba, cabizbajo y luciendo arrepentido.
él era la causa
de una discusión familiar, de la que nos enteramos al oir al señor gritar:
”Aunque tú
seas un ladrón, y aunque no tengas razón,
tenemos la obligación de socorrerte.
Y por más drogas que uses,
y por más que nos abuses, la familia y yo tenemos que atenderte.
tenemos la obligación de socorrerte.
Y por más drogas que uses,
y por más que nos abuses, la familia y yo tenemos que atenderte.
Sólo quien
tiene hijos entiende que el deber de un padre no acaba jamás.
Que el amor de padre y madre no se cansa de entregar.
Que deseamos para ustedes lo que nunca hemos tenido.
Que a pesar de los problemas, familia es familia y cariño es cariño.”
Que el amor de padre y madre no se cansa de entregar.
Que deseamos para ustedes lo que nunca hemos tenido.
Que a pesar de los problemas, familia es familia y cariño es cariño.”
Los ví
marcharse con su llanto, su laberinto enfrentando, en la
buena y en la mala juntos, caminando.
Y pensé mucho en mi familia,
los quise tanto aquel momento que sentí que me ahogaba en sentimiento.
Aquel muchacho y mi pobre madre: dos personas
distintas, pero dos tragedias iguales.
Cuánto control y cuánto amor
tiene que haber en una casa!
Mucho control y mucho amor,
para enfrentar a la desgracia
buena y en la mala juntos, caminando.
Y pensé mucho en mi familia,
los quise tanto aquel momento que sentí que me ahogaba en sentimiento.
Aquel muchacho y mi pobre madre: dos personas
distintas, pero dos tragedias iguales.
Cuánto control y cuánto amor
tiene que haber en una casa!
Mucho control y mucho amor,
para enfrentar a la desgracia
EL VALOR DE SERVIR
Toda la naturaleza es un anhelo de servicio,
Sirve la nube. Sirve el viento. Sirve el surco.
Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú.
Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo
tú.
Sé el que apartó la piedra del camino, el odio entre
los corazones
y la dificultad del problema.
Hay la alegría de ser sano y ser justo, pero,
Hay sobre todo, la hermosa alegría de servir.
¡Que triste sería el mundo si todo estuviera hecho,
si no hubiera un rosal que plantar, una empresa que
emprender!
Gabriela Mistral
Escritora Chilena, Premio Nobel de Literatura.
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